Cuando vemos manifestarse en la calle cientos de miles de personas que peinan canas o muchos están ya sin pelo, acompañados de jóvenes de todas las edades que se solidarizan con ellos porque ven su futuro incierto, es que la gota ha colmado el vaso. Los pensionistas protestamos porque hemos visto cómo perdemos poder adquisitivo durante todo el año, y mes a mes sigue aumentando ese déficit.

Estas personas que son mayores, pero no tontas, han comprobado como en 2016 el incremento de las pensiones fue seis veces menor al de la vida y que en 2017 ha sido cinco veces menor que la inflación producida en ese año. Mientras tanto vemos como ha elevado su precio el aceite un 10,9%, el gas un 6,8%, los huevos el 5,2%, la fruta un 4,1%, el pescado un 3,7% o las legumbres y hortalizas un 3,3%... Por citar algunos de los elementos básicos de uso diario por cualquier mortal.

Es vergonzante y ya estamos hartos de ser los paganos de todos los males que azotan al país, como la corrupción o la crisis. Por eso salimos masivamente a la calle el pasado 17 de marzo, saldremos a manifestarnos el próximo domingo, 15 de abril, y así sucesivamente hasta conseguir que el Gobierno nos dé unas «pensiones dignas». Nuestro colectivo ha llegado al límite y alza su voz de protesta, reivindicando que el coste de la vida sigue creciendo a un ritmo vertiginoso mayor que las pensiones y esa dinámica es absolutamente inmoral.

Todos los medios de comunicación, pueden y deberían hacerse eco de esta injusticia. Sus trabajadores tienen la posibilidad de hacerlo. Ellos también serán algún día pensionistas y hoy pueden colaborar, dándonos toda la difusión posible por más reiterativa que sea la noticia.