Este Sr. no es un militante al que sus compañeros, por sus cualidades y capacidades (no vale pero nos vale), caso F. González, le eligen para, en su nombre e ideario, les represente en ese servicio público que se realiza por el bien de un país y él sigue esas pautas. Este es un señor que incluso desprecia las buenas herencias de su propio partido (el último, Alfredo Pérez Rubalcaba que se quejaba de que ni siquiera le hablaba y luego, póstumamente le ha hecho el paripé/atrezzo); este tiene varios problemas/deficiencias de sillón de siquiatra que ha/está utilizando al partido como vehículo y ahora a una mayoría de votantes para saciar esas «necesidades/deficiencias» personales cuyos efectos secundarios conllevaran graves consecuencias a la totalidad del país. Otra cosa es, que conociendo ya de qué «pie cojea» el personaje, le voten. En este caso la responsabilidad de lo que ocurra, y ocurrirá, ya pasa a a los militantes de su partido y a sus votantes.

Es lo que se pretende transmitir. Otra cosa es que se quiera ver, oír o entender.