¡Asombroso!, ¡Un nuevo escándalo! Detuvieron al presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, y el juez decidió aplicarle una dosis de prisión incondicional. Ya llevamos casi dos semanas regodeándonos en el nuevo escándalo, llevándonos las manos a la cabeza al escuchar los millones que manejaba este sujeto, aunque, al mismo tiempo, todo el mundo dice que se sabía, que se veía venir no desde hace poco, sino desde hace muchos años. Pues bien, son tantos los casos similares que se me viene a la cabeza un pensamiento: el hecho de que haya que esperar a que intervenga la justicia para poner coto a los desmanes de los aprovechados es un termómetro claro de la bajeza moral de nuestra sociedad, de la cobardía de todos los que consentimos los abusos y del escaso nivel ético del conjunto de los ciudadanos.