Últimamente, tanto en radio como en televisión, estamos asistiendo a una guerra feroz por la captación de clientes entre las compañías aseguradoras, ofreciendo para ello ofertas explosivas, como puede ser la de «se avecina un seísmo», pero estimo que la más simpática es la de nuestro cordobés adoptivo Matías Prat Luque, con su «Llegas tarde, Matías». Ello me ha llevado a recordar el viaje de nuestro presidente a los Campos Santos franceses de Montauban y Colliure, para zanjar una deuda histórica de España con D. Manuel Azaña y D. Antonio Machado, el primero escritor y político, colaborador en la instauración de la República y presidente de la misma (1931-1933), el segundo el más joven poeta y escritor de la generación del 98, republicano de pro. El Sr. Sánchez no estará informado de que en 1978 los Reyes Juan Carlos I y Doña Sofía, durante su estancia en México, se fundieron en un abrazo con Dª Dolores Rivas Cherif, esposa de D. Manuel Azaña, signo de reconciliación que enaltece a ambas partes. En cuanto a D. Antonio Machado, y durante plena dictadura, se han podido leer sus obras completas, editadas por la editorial Espasa Calpe, incluso el cantante Juan Manuel Serrat, en 1969, dedicó un disco a la obra del poeta sevillano, destacando la Saeta, sacada de su obra Campos de Castilla, magnífico recordatorio de poeta a poeta, en tiempos difíciles. Por ello, y recordando la cuña publicitaria de nuestro querido locutor madrileño-cordobés, se podría decir: «¡Llegas tarde, Pedro!».