En la media maratón celebrada en Córdoba el pasado domingo, presencié la siguiente conversación entre un matrimonio típico-castizo-cordobita (M) y un joven vigilante de la carrera (V).

M: Oiga, joven ¿qué procesión pasa por aquí ahora? V: No es una procesión, señora. Es una maratón. M: ¿Una mara qué? V: Una carrera, señora. M: ¿Y por eso han cortado el paso y la circulación? V: Pues claro, señora. Como se hace con las procesiones. M: ¡Qué barbaridad! ¿Va usted a comparar una procesión, con una carrera? ¡Señor, Señor! Así está España. ¡Por Dios, por Dios! V: Pues nada, lo que usted diga. Lo siento. Que les vaya bien... ¡Córdoba!