Comprendiendo la dificultad enorme de erradicar la pobreza para siempre y de forma tajante en nuestro mundo actual, contemplo con estupor e incomprensión la existencia todavía en el siglo XXI y en las grandes capitales occidentales de barrios marginales, producto del fracaso de una sociedad injusta y mal gestionada. Por ejemplo: Es absolutamente intolerable que en nuestra ciudad y, a estas alturas, persistan zonas como Palmeras y Moreras, con alto nivel de paro, analfabetismo y otros graves problemas sociales, propios de la Edad Media. Realmente da pena y vergüenza pasear por dichos barrios y que no lo podamos hacer los cordobeses por temor a robos y otros delitos graves, convirtiéndose éste en un problema eterno, por la dejadez de nuestros políticos anteriores, lo que es indignante y no se puede permitir, al igual que las reyertas ocurridas hace meses entre familias, con fallecidos incluidos.

Hace falta un cambio radical en estas barriadas, con fuertes inversiones y una transformación total, sobre todo, en materia de educación, cultura y trabajo, que ayuden a sus vecinos a desarrollarse plenamente como personas e integrar dichas zonas en la capital. Otra tarea primordial del nuevo gobierno municipal, labor que ya están haciendo muy bien la Iglesia y Cáritas Diocesana.