La campaña iniciada por el Instituto Andaluz de la Mujer sobre los piropos ha dejado un sabor raro en el ambiente. Sabemos que el piropo es una palabra o frase que un hombre le dice a una mujer que no conoce, que no tiene relación afectiva y, para mayor gravedad, en público. Históricamente piropear ha sido siempre el rito machista de identidad, según el cual, para ser hombre muchos piensan que tiene que usar así a las mujeres, porque de lo contrario no sería suficiente hombre. Creo que el mundo del piropo va íntimamente unido al mundo del insulto, aunque también es verdad que existen piropos preciosos y elegantes, aunque muy pocos. Ciertamente es machista piropear a una mujer si no ha pedido opinión sobre su cuerpo y por lo tanto estimo que es ilegitimo. Las mujeres no son cuerpos expuestos para la evaluación de los hombres, ellas son personas. ¿Es cierto que los piropos convierten a la mujeres en objetos? Antiguamente el piropo era una auténtica galantería, casi un rito de cortejo; desgraciadamente hoy en día son burradas salidas de la boca del hombre.