Recientemente ha fallecido un familiar nuestro, tras una grave y larga enfermedad, no exenta de dificultades, sinsabores y contratiempos. Aunque en un principio nos atendieron en el Hospital Provincial de Córdoba, del que solo podemos hablar bien, con una excelente atención por parte de todos sus profesionales, en todos los ámbitos y niveles, posteriormente y por cercanía a nuestro domicilio empezamos a ser atendidos en el Hospital de San Juan de Dios, primero en la unidad de Radioterapia y después por el equipo de Oncología, pero también, en algunas ocasiones acudíamos a urgencias, todo por el mismo motivo.

Es importante decir que el HSJD cuenta con un plantel formidable de grandes profesionales, con una amplia y dilatada experiencia, asistidos de la última tecnología, pero lo que realmente cabe destacar es la calidad humana de toda la plantilla, probablemente en parte influenciados por el ideario establecido por los Hermanos de San Juan de Dios, pero también intrínseco a cada uno de ellos. Como hemos indicado al principio, hemos batallado contra una enfermedad difícil de erradicar, molesta, dolorosa, reincidente... Pero hemos contado con el apoyo, el asesoramiento, el cariño y la atención desinteresada de todos y cada uno de los componentes de la plantilla del hospital, empezando por el personal de Urgencias así como el de Radiología, el equipo de la 2ª planta de Oncología: auxiliares, enfermero/as, médico/as... pero haciendo mención especial a todo el equipo de Oncología: Oncología médica, cuidados continuos, Enfermería oncológica y gestión de pacientes, con el doctor Juan de la Haba y la doctora Inmaculada Jaramillo a la cabeza (especialistas que nos atendían).

Por último, pero no menos importante, hacer mención de las personas relacionadas con la parte espiritual, conformado por los hermanos de San Juan de Dios y de la impronta que imprimen a todo el personal del hospital, los sacerdotes y los seglares encargados de la labor pastoral y que han hecho que nos sintamos en todo momento, reconfortados, animados y esperanzados. Aunque el desenlace final no ha sido obviamente el deseado, todo el personal al que nos hemos referido, nos ha facilitado el camino y nos lo ha hecho más llevadero, recibiendo un trato profesional, pero sobre todo un trato humano por el que nos hemos sentido arropados, queridos, y muy bien tratados. ¡Gracias a todos los integrantes de la plantilla de San Juan de Dios!