Y ahora, ¿cómo le digo a mi hija de diez años que Niebla, la lincesa que ahora hace casi un año pusieron en libertad en una actividad llevada a cabo en su colegio (Colegio Ferroviario), en colaboración con Medio Ambiente, ha sido tiroteada por un energúmeno?¿En qué quedará la motivación de ella y sus compañeros/as de clase? ¿cuándo aprenderemos a respetar la naturaleza? La campaña de concienciación para preservar especies autóctonas en peligro de extinción choca de frente con estas prácticas. Las horas de trabajo para la críanza en cautividad, el dinero y los recursos invertidos. La ilusión invertida. Y yo pregunto: ¿quedará impune el autor de este crimen?, ¿harán las autoridades algo para que mi hija vea que tiene sentido la educación que le damos en casa y en su colegio? No hace falta decir que esto ha sido un atentado medioambiental, 35 perdigones en su cuerpo no es casualidad.

Mi deseo para 2018: ¡Sensibilización!, insto a las autoridades pertinentes a que también muestren su sensibilidad en este asunto, que cumplan con su obligación, que busquen a este delincuente y apliquen la normativa, que protejan el medio ambiente, porque quien atenta contra el medio atenta también contra nosotras/os, contra nuestro presente y nuestro futuro. De alguna forma todos y todas somos Niebla.

Empiezo este año con un perdigonazo en el corazón.