Cuando esta entidad era cordobesa, su obra social colaboraba con cuantas entidades locales solicitaban ayuda y concedía atención diferenciada al colectivo de los pensionistas, que siempre han sido unos de sus mayores clientes.

Esa caja de ahorros ha sido ¿comprada? por un banco, que solo busca la ganancia sin pensar en los problemas y molestias hacia estas personas. Ahora los mayores tenemos que padecer los caprichos e intereses de la dirección de esta entidad. Pongamos ejemplos: Cada vez cierran más oficinas tanto en la capital como en los pueblos (algunos ya sin ninguna oficina). Para hacer ingresos o pagos de recibos tienen horarios restringidos y días establecidos. Los pensionistas que cobran menos de 600 euros deben pagar comisiones elevadas por su tarjeta de débito y mantenimiento de la cartilla (60 euros al año). Tanto abuso les obliga también a sacar dinero en sus cajeros de la calle cuando desean una cantidad menor de 200 euros, con el consabido temor a ser robados. Las libretas Cuenta Nómina ya las han suprimido con lo que los mayores pierden el control de sus ingresos y gastos... Los pensionistas merecemos más respeto, pues no podemos revertir nuestra precaria situación. ¿Para esto hemos rescatado a la banca con nuestro dinero, que no han devuelto ni devolverán?