En la actualidad las pensiones de viudedad son contributivas, porque están generadas por el salario que percibía el cónyuge o pareja de hecho fallecido, ya que durante su vida en activo contribuyó lo suficiente a la Seguridad Social para tener derecho a una pensión. Su cuantía es del 52% de la base reguladora actualizada al momento del fallecimiento y su duración es vitalicia. Cuando el beneficiario tiene cargas familiares y un determinado nivel de ingresos el porcentaje podrá aumentar hasta el 70%

Los expertos se han postulado en contra de cambiar las pensiones de viudedad a asistenciales,(dependientes de los Presupuestos Generales) para tapar el déficit de la Seguridad Social, ya que en absoluto se arreglaría la viabilidad del sistema a medio ni largo plazo, pues si no se hacen reformas estructurales el déficit no dejará de crecer. El problema no es solo de gastos, sino de ingresos.

Para UGT poner el foco en las pensiones de viudedad para solucionar la sostenibilidad del sistema público es engañoso, ya que esa prestación pasaría a depender de la bondad o no de los mandatarios de turno, para su revalorización, como está pasando en la actualidad con todas ellas.

El Gobierno está más preocupado de engordar deliberadamente el déficit de la Seguridad Social, vendiendo su insostenibilidad, que de resolver el problema. Así favorece a los fondos privados. Nos quieren inculcar que nuestra jubilación, sanidad o educación estará en función de lo que puedas pagar o ahorrar. A eso le llamarán «libertad de opción», aunque saben que la mayoría de los trabajadores no podrán costearse ninguna de ellas, por su precariedad laboral y mínimos salarios.