Iniciamos el otoño con una festividad muy especial para los luqueños, la de su Patrona, la Virgen del Rosario. Vengo a estas páginas para hacer pública mi felicitación a la Hermana Mayor de la Muy Antigüa Cofradía de la Virgen del Rosario de Luque, Adela Ordóñez; a Emilio Ordóñez, que seguirá siendo, para nosotros, su cabeza visible y a toda la junta de gobierno, por su buen hacer durante los días de celebración en torno a la figura de la Virgen.

Ha pasado el tiempo de decir que los luqueños veneran a cualquier imagen de la Virgen más que a su Patrona. En estos momentos, y desde hace años, nuestra Patrona está en los altares y brilla con luz propia. Las personas que se han hecho cargo de la cofradía no escatiman en ornamentos, en acompañamiento musical, en transmitir una devoción venerable por la que todo lo merece, con todo lujo de detalles. Cuando vamos bajo sus andas, somos sus pies, y el peso se hace más llevadero sabiendo que Ella es guía en nuestro caminar diario, que contamos con su abrazo maternal y su protección.

La Virgen no pesa, pesa la vida, las enfermedades, los enfrentamientos, las injusticias. Pesan las decisiones de nuestros políticos. Hasta las indecisiones de nuestros gobernantes pesan.

La imagen de la Virgen nos reconforta con su amor maternal, ese amor incondicional de la madre por sus hijos, que les apoya y defiende como nadie, un amor que no entiende de géneros. Qué sería de nosotros si nuestra Madre del cielo hiciera distinciones. Ejemplo de entrega infinita, ejemplo de amor eterno. Hoy tenemos la agradable sensación y la felicitación sincera del pueblo por el trabajo bien hecho. Enhorabuena y a seguir trabajando.