Nos lamentamos de ser la nación con los peores resultados en todos los aspectos, ocasionados por la pandemia de un maldito virus procedente de China, pero que paradójicamente está llenando las arcas chinas. En proporción somos los primeros en número de infectados y en número de víctimas, así como en la crisis económica más devastadora en cierre de empresas y eliminación de puestos de trabajo. Y cuando nos preguntamos a qué se debe este nuestro negativo liderazgo, no damos con la respuesta. Pero hallarla es tan fácil como aplicar el principio de la ‘navaja de Ockham’: la explicación más simple y suficiente suele ser la más probable. En efecto, la respuesta más sencilla es la correcta. No hay que darle más vueltas. Todo se reduce a la desastrosa gestión realizada por nuestros más altos responsables políticos