¿Dónde estás, recordado Paco, que hace ya tres años que te nos fuiste? ¿Dónde te tienen retenido que no escuchas los diarios reclamos desesperados de tu madre, Rosa, y de tu padre, Isidro? ¿Tan duros se han tornado tus oídos y tu corazón que ignoras la desesperada voz de tus seres queridos? ¿Cómo puedes no responder a los repetidos y diarios llamados que con tanto cariño te hacen tus padres, que ya tienen secas las fuentes de sus ojos y roto hasta el eco de su voz de tanto interpelarte, sin haber obtenido hasta el presente respuesta alguna?

Cuando leo los mensajes y cariños que en las redes sociales tus padres te dedican, se me rompe el alma viéndoles sumidos en la duda, la desesperación y la impotencia. Tus padres están perdiendo a cachos, a chorros, la vida por tu ausencia. Quienes los conocemos no nos explicamos de dónde pueden sacar fuerza para superar este continuo sinvivir .

Paco, ya eres mayor de edad y puedes optar por el modo de vida que desees, pero, por favor, no ahogues ese cariño natural que permanece en todo ser humano para con los suyos. Rebélate contra quien te someta y te aleje de los tuyos, si fuera tu caso.

Todos deseamos que regreses a tu hogar y que puedas disfrutar de una gran fiesta con tu familia «porque el hijo perdido ha sido encontrado». Que el Señor escuche las súplicas que cada domingo levanta la parroquia por tus padres y por ti mismo.

Paco, con todo el cariño y respeto, te lo pide un vecino de tu comunidad, que se une en cariñoso abrazo a tus padres, que de ti esperan el alivio de tu ausencia.