Una madrugada rutinaria, una más, Mª Carmen se levanta temprano (aún de noche) para ir a trabajar. Besos a sus tres hijas, a su marido, y al coche para llegar, desde Palma del Río hasta Lora del Río. Allí, tren hasta Sevilla y a trabajar. Pero esa rutinaria mañana, la del pasado 8 de enero, Mª Carmen no llegó a su destino. En Peñaflor su coche colisionó contra otro vehículo. Mª Carmen encontró la muerte en la carretera. Salió a ganar el pan de su casa y su familia no la verá nunca más. Otro hombre, de quien desconocemos sus datos, y que seguramente también iba a trabajar, resultó herido en el mismo accidente. Ambos con 39 años. La vida de quienes trabajan se pone en juego todos los días. El riesgo existe desde que salen de casa (abordando cada vez trayectos más largos por carretera), hasta

que vuelven a entrar por la puerta.

Horas excesivamente tempranas para llegar a tiempo a la empresa, horarios y ritmos de trabajo con frecuencia extenuantes o viajes de vuelta con demasiado cansancio acumulado por tantas horas “de tajo”, son factores que aumentan tremendamente el riesgo de accidentes en carretera. Son los accidentes in itinere. La DGT nos ha informado de que los accidentes de tráfico descendieron en España en 2019. Pero los in itinere Entre enero y octubre del 19 sufrimos más de 12.600 accidentes en Andalucía (más de 71.000 en España). Prácticamente 900 más que en el mismo período de 2018 en nuestra comunidad autónoma (1.200 más que los ocurridos en España, aproximadamente).

Estas cifras espantan. Detrás de cada dígito, hay una vida rota, una familia destrozada y muchas historias truncadas. La Siniestralidad Laboral es la segunda causa de mortalidad, por causas no violentas, de nuestro país. Sin embargo, dicha preocupación brilla por su ausencia en nuestro entorno. Como muestra, en el reciente debate de investidura, solo se dedicó una frase al problema de la salud laboral. Con todo, lo peor es que esas palabras podrían calificarse como un avance, ya que es la primera vez que esto ocurre en semejante acontecimiento. En este mundo que hemos construido, todo se mide según su coste económico.Sabemos que para un Estado moderno, es más económica la prevención laboral, que los gastos que origina la Siniestralidad y falta de salud en nuestros trabajos. Sin embargo, en la cultura empresarial española, sigue considerándose la prevención como gasto superfluo. Algo a evitar. Por eso seguimos muriendo. Pero hay algo mucho más importante que cualquier valor económico, por muchas cifras que tenga: la vida de una sola persona. A pesar de eso, seguimos actuando como si las de quienes trabajan tuvieran menos valor que las herramientas que manejan.

Para nosotras, para nosotros, Iglesia vivida en el mundo del trabajo: “Los derechos de los trabajadores (...) se basan en la naturaleza de la persona humana y en su dignidad trascendente. El Magisterio De la Iglesia ha considerando oportuno enunciar algunos de ellos: (...) el derecho a una justa remuneración; al descanso; a ambientes de trabajo y procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores...” (Compendio de la Doctrina Social De la Iglesia, 301).

Por eso, llamamos a una nueva concentración mañana viernes, 17 de enero, a las 20:00 horas, en el Bulevar del Gran Capitán (junto a la Parroquia de San Nicolás), y seguimos gritando: "El trabajo es para la vida, ¡ni un muerto más!".

* Hermandad Obrera de Acción Católica de Córdoba