La Casa Árabe de Córdoba organizó unas jornadas sobre ética, espiritualidad y religiones, y trajo a dar una conferencia a la premio Príncipe de Asturias Karen Armstrong, acompañada por un jesuita. Yo dije que en mi humilde opinión, solo una vía laica respetuosa con todas las religiones, agnósticos y ateos; haría posible una convivencia entre las diferentes culturas, ya que las religiones, a la vista está, solían ser fuentes de conflictos y enfrentamientos. Cuando habló el jesuita yo aplaudí su intervención y él me gritó en público: no quiero el plauso del laico. Le repliqué que yo sin embargo, sí aceptaba gustoso aplausos de todo el mundo, con independencia de su credo.