En la prensa se da la noticia de que en nuestra Feria de Mayo se pretende prohibir que las mujeres puedan ejercer de reclamo publicitario, es decir no podrán repartir abanicos destinados a promocionar, bien casetas o marcas comerciales, así como la prohibición de realizar trabajos como relaciones públicas en las calles del Arenal, como tampoco será posible la entrega de consumiciones para recintos determinados. Estas actividades eran realizadas por muchachas jóvenes, la mayoría estudiantes, y obtenían una ayudita que nunca viene mal, máxime cuando vivimos en la ciudad con mayor paro de España tras Cádiz y Badajoz. Se supone que es una prohibición contra el sexismo, pero bajo mi modesto punto de vista en nada veo que con dicha actividad se dañe la imagen de la mujer: todo lo contrario luciendo el típico traje de faralaes realza su belleza y el esplendor de nuestra feria. La obsesión de prohibir parece un lema prioritario en nuestros mandatarios progresistas.