Cuarenta años les ha bastado a los políticos para destruir los quinientos de historia de esta nación. Ellos han buscado su propio interés, en vez de velar por el conjunto de España, pues con las autonomías o Reinos de Taifas (divide y vencerás) han demostrado diariamente que no están contentos con nada a pesar de los buenos sueldos que en ellas disfrutan. Con el el gravísimo problema catalán vienen los arregladores, proponiendo un inocente y maravilloso dialogo como solución; no se dan cuenta de que los radicales catalanes no quieren federalismos, ni más dinero, solo se conformarán con la independencia y romper con España y su único dialogo será cómo conseguirlo. Ante este delicado problema, la solución más sensata sería que los políticos constitucionalistas dieran la cara, y todos unidos promoviesen una nueva ley de enseñanza, homologada para todo el país, que impidiera el adoctrinamiento de los niños en ese espíritu regional-nacionalista que genera la discordia. Otras soluciones solo servirán para aplazar el problema y no darle solución, tal y como viene sucediendo desde que empezó nuestra querida democracia. Los ciudadanos están hartos de escuchar cada día una cosa y la contraria, de seguir así, cuando lleguen las generales, habrá que buscar políticos que sepan mantener a los pueblos unidos en el amor y la libertad, como Dios manda.