Somos muchos los que desconocíamos que gracias al informe Beveridge titulado ‘El Seguro Social y sus servicios conexos’, se produjo un cambio sustantivo en la concepción del sistema de protección social. Se enfrentó al concepto que había, de considerar al sistema como una obra caritativa del gobierno de turno, a tratarlo como un derecho que se podría reclamar ante los tribunales. En otros términos, convirtió a los súbditos en ciudadanos, con derechos políticos, civiles y sociales sometidos a las leyes del estado y ha obligado a los gobiernos a proveerlo de recursos suficientes para hacer financieramente sostenible el modelo de pensiones. El informe inglés de 1942 es considerado como la 1ª carta de la Seguridad Social contemporánea.

La falta de fondos que padece nuestro sistema tiene solución, lo que se necesita es tener voluntad política para arreglarlo. Se trata de poner racionalidad en los Pactos de Toledo corrigiendo vicios como las tarifas planas de cotización, las numerosas reducciones de cuota... Las pensiones son la columna vertebral de cualquier estado moderno. Es el club más grande del país con casi nueve millones de electores, que no para de crecer, siendo obligatorio hacerlo solvente. Es tarea pendiente y complicada del nuevo Gobierno, que si no lo soluciona pronto y definitivamente, nos llevaría sin dolor alguno a la calle de nuevo a los pensionistas, que no olvidamos ni pararemos hasta alcanzar nuestras justas reivindicaciones.