Año tras año, y sin que nadie le dé la solución, la plaga de palomos en las Calleras, que, por las mañanas, se concentran en los tejados para beber agua de la fuente, siguen haciendo sus estragos: destrozos de tejados, obstrucción de canalones y bajantes, pajotes de los nidos, excrementos por los acerados que, cuando se secan, son difuminados por el viento --ese viento típico de la calle de las eras--, pelos por todas partes, y, lo más peligroso, esas posibles enfermedades que pueden transmitir, más de cuarenta.

Ni Ayuntamiento, ni Medio Ambiente, ni riesgos laborales, ni la Delegación de Sanidad, están haciendo algo para evitar ésta, cada vez más extendida, plaga de palomos que hay en Espejo. Algo que, si no se le da la debida solución, habría que pensar en denunciar un presunto delito contra la salud pública.