Uno de los problemas graves que sufren las personas mayores, por su edad y falta de salud, es el desamparo que padecen en su quehacer diario, con una dependencia de otros que les lleva a sufrir maltrato físico, psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente de negligencia intencionada u omisión de ayuda.

Los grupos sociales particularmente vulnerables a padecer estos abusos son los muy ancianos, los que padecen discapacidades funcionales o problemas de memoria, las mujeres y los pobres, agravado si además no tienen amigos o parientes cerca.Viven solos gran cantidad de ellos a pesar de sus muchos años e inferioridad. Con ser un problema universal (ocurre en cualquier país del mundo), es una cuestión social que se oculta a la vista del público y se considera como un asunto esencialmente privado, tratándose como un tema tabú.

Estas personas deben tener atención prioritaria y personalizada para suplir sus minusvalías. La mayoría, hoy por hoy, están hacinados en residencias (algunas ilegales) o abandonadas a su suerte con una atención muy deficiente por falta de medios y cuidadores, que con la crisis han abandonado la profesión, cuando se dejaron de pagar sus servicios y su cotización a la Seguridad Social con los recortes en la Ley de Dependencia.

La ayuda a estos mayores debe hacerse con un trabajo conjunto de los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales además de una inspección exhaustiva, para poder detectar y resolver el problema de indefensión de los ancianos que en la actualidad está semioculto. Conseguir eso implica destinar un dinero que ahora se está escatimando.