El nuevo consejero de Educación ha planteado que en verano haya aulas de refuerzo, a un precio módico, para que los niños puedan mejorar en las asignaturas en las que vayan peor. Las familias se beneficiarían de esa ayuda a la conciliación y se trabajaría así para reducir el abandono escolar en la adolescencia. He leído varias reacciones, sobre todo las sindicales, que se oponen y exigen que se amplíen las plantillas de docentes para reducir el cupo de escolares por clase y evitar algunas situaciones muy complicadas, por ejemplo en Córdoba, en las que no se cubren bajas y jubilaciones y los maestros están sobrepasados. Entiendo que las dos iniciativas son importantes. Quizá más la segunda, ya que si durante el curso se atiende bien a los alumnos no serán tan necesarios los programas intensivos de refuerzo, pero aplaudo también la propuesta del consejero Imbroda, pues hay chicas y chicos que, por su entorno familiar y social, necesitarán esta ayuda extra.