Pasan los días y otra vez se nos plantea reservar pista, si jugar martes o miércoles, si lloverá o no... Y tu hueco duele muchísimo. ¡Maldito virus que se lleva a tus amigos y no te permite despedirte! Muchas gracias, querido Juan Revilla, por tantos años juntos, por formar parte de nuestro equipo, fue una suerte tenerte cerca, un auténtico punto de oro. Nos tenemos que conformar, pero echaremos siempre de menos tus dejadas, tus revés a dos manos, tu efecto cortado y sobre todo tu sonrisa, tu humildad y tu paciencia. Buen viaje, amigo, allá donde estés acuérdate de nosotros y sigue sonriendo.