No es la primera vez que «nuestros» tribunales de Justicia en tiempo oportuno electoral, convocan y ultiman las vistas judiciales por casos de corrupción, de concretos «servidores públicos», y los medios todos (radio, prensa y sobre todo Televisión) se hacen eco de ello. Pero mire usted por dónde, se ultiman y anuncian sus fallos judiciales, sobre las personas procedentes del Partido Popular. La diana judicial se presenta, se enfila y se decanta juzgando a miembros de este partido. De ahí mi titular. El mismo partido, el Partido Popular, que por dos veces (no lo olvidemos) ha salvado a España de una inminente quiebra dejada precisamente por la mala gobernanza gestora de gobiernos socialistas. Esto no hay que olvidarlo.

Esta acción judicial es tan descarada como oportuna, pues la focalizan sobre presuntas corruptelas de personas procedentes del PP, dejando atrás todos aquellos procedimientos judiciales por corrupción, de numerosos y altos cargos de gestión por la Junta de Andalucía. Los cuales están «bailando en sus juzgados». Dilatándose en el tiempo sus fraudulentos y ocultos movimientos, de miles y miles de euros «movidos y perdidos» por indebidos ERE, falsos cursos de formación, actuación de Mercasevilla, empresa fantasma Ideas, etc. Que tras tres cambios de jueces instructores y de interesados movimientos de juzgados se ha dilatado en el tiempo... Y pensando que se resolverían ya, retienen sus últimos fallos judiciales para después del verano. Es decir, una vez que han pasado todas las citas electorales pendientes: sean las municipales, autonómicas, nacionales y las europeas. ¿Cuánto interesado y cruel descaro? ¿Cuánto manejo entre bastidores políticos? La Justicia no actúa de manera imparcial, ni independiente, según nuestra Constitución. Ni se le obliga a defender el bien común. Desgraciadamente esta, ¿nuestra Justicia? entra en campaña, favoreciendo la imagen a unos en detrimento de otros. Negar esto, silenciarlo y no verlo, constituye una ceguera preocupante. ¡Cuando servidor sostiene que tenemos y mantenemos una Democracia «a la Española»... estoy desgraciadamente en lo cierto!