Todo empezó un fatídico domingo, día 13 de enero de 2019, en el que el desdichado niño caía por un pozo practicado en una finca de la familia Roselló García. Con tan mala fortuna que un maldito agujero en el suelo se tragó el cuerpecito de Julen. Maldita trampa y maldito agujero que le encargaron hacer a un pocero, la prospección del subsuelo, ante la posibilidad de pinchar en un venero que surtiese de agua y vida a la añorada parcela. Y a partir de ahí, la búsqueda del niño Julen se alarga entre las luces del día y las tinieblas de la noche se hace interminable, dura e irresistible. El cerro de la corona de Totalán, paraje de la Axarquia malagueña, se convierte durante trece días en el foco de atención. Allí han trabajado, sin descanso, potentes máquinas retroexcavadoras y buldóceres. En una batalla contra el tiempo, han luchado con denuedo ante una situación «extrema e inédita» los padres de Julen, José Roselló y Victoria García. Ingenieros, geólogos, bomberos, guardias civiles del Servicio de Rescate e Intervención en Montaña y del Servicio de Actividades Subacuáticas, espeleólogos, brigada de Salvamento Minero de Hunosa (mineros asturianos especializados en el rescate de personas), emergencias, técnicos, obreros, un numero ingente de personas venidas de todos los sitios y el pueblo de Totalán volcado en ayuda y solidaridad con el único objetivo de encontrar cuanto antes con vida a Julen. Después de trece jornadas intensas, vividas con angustia, dan con el cuerpo sin vida del pequeño. El desasosiego y la consternación se apodera de la gente, de los sentimientos y la bondad de las personas buenas y solidarias que viven en la Península Ibérica. Aquellas que han estado pendientes con el alma en vilo por la suerte que pudiera correr la vida del querido niño Julen. Solo nos queda el resquemor que deja en el subconsciente, una mala conciencia, provocada por la ambición del ser humano, que no tiene límites, horada nuestra suerte y juega con nuestro destino y el de nuestros seres queridos. Todos queremos tener una tierra y una casa en propiedad, un vergel que se asemeje a un paraíso.