Tras haber paseado durante muchos años a mi madre en una silla de ruedas por diferentes zonas de nuestra ciudad, he podido comprobar de primera mano el estado en el que se encuentra su acerado. Continuamente te encuentras con obstáculos como farolas, bolardos o tienes que salvar bordillos de gran altura, y si no andas con cuidado es fácil tropezar y volcar a la persona que paseas.

Sra. alcaldesa, usted no se imagina el sobreesfuerzo que tienes que realizar cuando cruzas de una calle a otra, de una acera a otra y te encuentras ante estas circunstancias. No quiero ni pensar las personas que manejan solas una silla eléctrica, que con una paciencia infinita tendrán que afrontar y superar los impedimentos existentes, porque, ¿quién no ha visto alguna de estas personas circular junto a los vehículos por la calzada, dada la imposibilidad de ir por la acera, con el consiguiente peligro que conlleva?

Desconozco si usted habrá tenido alguna experiencia de este tipo pero para conocer más de cerca de lo que le hablo, la invito a una excursión por nuestro barrio; eso sí, le garantizo que va a disponer de un chófer con experiencia, además no va a tener que utilizar vehículo alguno, la silla de ruedas se la proporciono yo, y el recorrido que hagamos se lo iré desvelando poco a poco, aunque le voy a dar una pista, una de las calles será María Auxiliadora y adyacentes, aunque hay muchísimas más.

Sra. alcaldesa, mañana puede ser usted o yo mismo los que por circunstancias de la vida tengamos que padecer esta situación, Mientras antes estén arregladas nuestras aceras mejor para todos, necesitamos bordillos rebajados y aceras libres de obstáculos que se adapten a las personas más vulnerables y que más problemas tienen para desplazarse, pero para que usted lleve a cabo este propósito debe tener una clara conciencia del problema y actuar en consecuencia, en caso contrario hágame caso y acepte mi invitación.