He de confesar que la trama corrupta-mafiosa que se ha venido desarrollando (y temo continua) desde las apuestas de fútbol, por ese indebido «control» (entre bastidores deportivos) de no pocos encuentros deportivos..., ha salido a la luz. Sencillamente porque donde se mueven millares de millones de euros entre fichajes de futbolistas por los clubes de fútbol, sus eventos internacionales y encuentros deportivos muy divulgados y comentados por los medios a todos los niveles, llegando a movilizar a millones de personas en el planeta... Era más que previsible. Y servidor... Lo intuía.

Y perdóneme que lo diga, porque soy persona muy observadora, y tal como dice un buen amigo soy un «veedor». Palabra esta, cuyo significado define a todo aquel o aquella «que ve, mira o registra con curiosidad las acciones de otros».

Concretamente percibía, en determinados encuentros televisivos de fútbol, que los porteros o «guardametas» no la guardaban como debieran. Ya que se tiraban para bloquear el esférico a «destiempo», cosa que observaba se repetía con frecuencia. Los diferentes porteros, no iban a por todas para evitar el gol, no. Ni su colocación estratégica era la correcta, ni permanecían atentos a mantenerla. Y así, presentí que algo no funcionaba, tal como mandan los cánones del «deporte rey». Y para difuminar el verdadero objetivo, cual es: «condicionar» el resultado de determinados encuentros tras grandes cantidades apostadas..., se completan con otras apuestas menores: como el número de tarjetas que saca el árbitro, cuantos cornet tendrá el encuentro, etc. etc.

En resumen, habrá que depurar y sanear este deporte. Máxime cuando en breve tendremos, por duplicado, todas las competiciones (incluidas las mundiales) «en femenino». Ganaríamos en transparencia todos, incluida nuestra Hacienda pública.

Si en verdad sentimos y queremos el fútbol (nuestro fútbol), que vuelva este a ser «deporte»; dejando esa obsesiva prioridad hacia el gol, tras el lema: «todo por el gol» sea como sea. Y por ende con «tan lucrativas apuestas».