El pasado día 7 del presente mes recibo llamada previo PCR efectuado el día anterior del SAS. Me comunican que soy positivo y automáticamente los cuatro, esposa hijo y nieto, nos quedamos confinados en casa. Gracias a Dios el bicho no ha venido con muy mala uva. A los mencionados, una vez efectuadas las respectivas pruebas del PCR han dado negativo.

Hasta aquí todo normal. Pero comenzamos con la burocracia administrativa e impotencia que sentimos.

Tanto mi esposa como nuestro hijo necesitan la baja para presentar en sus respectivas empresas, el día que reciben llamada del Centro de Salud se le pregunta que si la pueden enviar por correo electrónico. Respuesta: «No». Se tiene que recoger en el centro. Algún familiar o vecino. Va un vecino a recogerlas y le dicen que debe de llevar las tarjetas sanitarias, de lo contrario no se las dan.

Hoy vuelven a ir con las tarjetas de cada uno y le dicen que no se las pueden facilitar (las bajas) al ser necesario que las empresas envíen escrito a un correo electrónico del SAS indicando que no pueden trabajar de forma telemática. Al día de hoy (12 de febrero) aún no tienen la baja. De nuevo a solicitar cita para hablar con el médico y ver cómo se puede resolver de una vez por todas. La cita la conseguimos para el martes.

Nadie se puede imaginar la impotencia que sentimos, entre confinamiento y las trabas por parte de la Administración sanitaria, que curiosamente lo que nos piden a nosotros en cuanto al correo que deben de enviar las empresas al SAS, no ocurre al menos en otros centros de salud. Desconozco si al que yo correspondo (Santa Victoria), esta medida corresponde a criterios de los profesionales de la medicina. Pero una cosa sí es clara: esta medida en nada favorece al estado de los afectados.

Como la impotencia, preocupación por el trabajo y la ansiedad que nos provoca. De verdad, en estos momentos nadie se puede poner en nuestro lugar, encerrados pidiendo favores, agradecidos por los mismos, y en una situación de no poder resolver las cosas, como mínimo es tercermundista.

Esperamos que la Administración Sanitaria tome las medidas pertinentes para subsanar estas anomalías, sobre todo por el bien de los enfermos y por los que se ven también afectados por el confinamiento.