El lunes 8 de octubre entró en urgencias del hospital de Montilla mi madre, Francisca Jesús Romero Miranda, de Fernán Núñez, tras sufrir una caída. En urgencias nos informan de que tiene fractura de cadera y que tendrá que ser operada para ponerle una prótesis. Al ser su cuidadora principal, pregunto si mi madre, que tiene 75 años, podría ser derivada al hospital Reina Sofía, ya que yo vivo y trabajo en Córdoba y tengo dos hijos pequeños. Me confirman que el traslado es viable porque este tipo de fractura no se opera de urgencia y que se sigue el mismo protocolo en Montilla y Reina Sofía. Nos trasladan al Reina Sofía, pero la traumatóloga de urgencias se sorprende del traslado. Tras realizar llamadas a profesionales del hospital de Montilla me explica que mi madre no puede ingresar en el Reina Sofía, porque no es su hospital de referencia, y que tenemos que regresar a Montilla. Pedí a esta doctora que hiciera lo posible, que mi madre estaba muy dolorida y no tenía por qué sufrir las consecuencias de que desde Montilla no hubieran avisado del traslado. Al final, mi madre, tras 8 horas en urgencias del Reina Sofía queda ingresada en la séptima planta del Provincial. El martes un médico nos comunica que miércoles o jueves la operarían. La noche del martes mi madre empeora. La morfina le provoca vómitos y no pueden ponerle otros calmantes. No consigo hablar con los médicos y lo único que consigo saber es que mientras sigan entrando casos, a mi madre no la operan, al no ser el Reina Sofía su hospital de referencia. Aunque les suplico que mi madre no puede aguantar, la respuesta que obtengo es que no puede ser, que al margen de esperar, la otra opción es volver a trasladarme a Montilla. Me comunican que el único quirófano libre para el jueves ya está ocupado y que la persona que decide quién se opera, el jefe de Traumatología, antepone todas las demás intervenciones a la de mi madre por no estar ella empadronada en Córdoba (algo solucionado desde el día siguiente a su ingreso) y por haber sigo gestionado como un traslado.

Al sentirnos coaccionados, tramitamos el miércoles su traslado a Montilla, hospital donde mi madre ha recibido un trato excepcional. Mi madre ha sufrido mucho en la vida, ni ella ni nadie se merece este trato. Ese equipo de profesionales, que antepone la política y los presupuestos a las personas, se olvida de la parte más importante de su profesión, que es ayudar y curar a los pacientes.