Un cuarto de siglo estuvo mi hermana/ atendiendo enfermos en su propio hogar,/ su vida completa ha estado entregada/ a dar buen alivio al que malo está.

En mi propia casa hubo un gran enfermo/ sin poder moverse de cabeza a pies,/ una dura prueba pasaron mis padres/ cuidando a este hijo que era Luis Javier.

Cuando ellos iban entrando en la penosa vejez/ de Luis Javier se hizo cargo Carmelita, que «pa» él/ fue sus manos y sus pies.

Si en Reina Sofía preguntas, muchos te responderán:/ que Carmeli para los trasplantes fue como el rocío/ en tiempo estival.

Carmeli por donde pasa va dejando huella/ y da bienestar.