Que se convoquen elecciones anticipadas como norma no es una buena noticia. Las elecciones tienen un coste económico y de otro tipo que no nos podemos permitir. Con los escaños que obtienen los partidos autonómicos catalanes y vascos y la aparición de nuevos partidos, es difícil que ningún partido tenga mayoría para poder gobernar en solitario.

Si eso es lo que decidimos, hay que respetarlo y los partidos están obligados a entenderse, ceder y buscar alianzas que den gobiernos fuertes y estables que busquen el bien común.

Una vez formado Gobierno, los partidos que estén en la oposición deben hacer una oposición responsable, apoyarlo en la medida de sus posibilidades y censurar cuando corresponda.

Un partido en la oposición no debe estar permanentemente recriminando al partido que gobierna absolutamente todo. Todo no lo hace mal, hará cosas bien y cosas mal. Las cosas buenas conviene apoyarlas y estimular a que las siga haciendo, y los errores denunciarlos.

La finalidad de la oposición no es zancadillear permanentemente al partido en el gobierno para que caiga cuanto antes y a su vez acelerar un posible cambio de gobierno antes de que finalice la legislatura.