Aquellos que ya hemos deshojado 70 almanaques y algunos más, sobrevivimos a una dura posguerra, así como a 40 años de una dictadura, analizada en la actualidad por personas que no la vivieron ni conocieron. Posteriormente hemos vivido en una democracia que durante bastantes años dio por terminada una encarnizada guerra fratricida, cuyos orígenes están siendo interpretados a gusto del consumidor.

Con la Constitución del 78, y el reencuentro de vencedores y vencidos, pasamos a una etapa sin odios ni rencores. Regresaron además de los políticos Tarradellas, Carrillo, Dolores Ibarruri, intelectuales como Francisco Ayala, Elena Fortún, Jorge Semprún, Rafael Alberti y su esposa Mª Teresa León, con su testimonio y entendimiento, dieron por zanjada una de las paginas más nefastas de la historia de España.

Pero en el Consejo de Ministros del 28-7-2006, presidido por el Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, se aprueba la Ley de Memoria Histórica, con la que volvemos de nuevo a rojos y azules, etapa que nada ha beneficiado a la convivencia de los españoles, con un gran objetivo reparador, el sacar a Franco del Valle de los Caídos, con lo cual se daría por ganada la luctuosa contienda que terminó hace ahora 80 años.

Esperemos que una vez alcanzados sus últimos objetivos, con la exhumación del dictador, se dé por finalizada una guerra que nunca existió, y se emprenda una nueva etapa, enfocada a mejorar el paro, la sanidad y la educación