Por lo que dicen y cómo actúan, el personaje y demás progresistas, socialistas y podemistas son, al parecer, los únicos que están en posesión de la verdad (y del poder) para determinar que solo los homosexuales de izquierdas tienen derecho a manifestarse. Los de derechas son, simplemente, unos maricones fascistas y lesbianas fachosas, que deben quedarse en casa o esconderse, volviendo así a la caverna de hace varias décadas, oprimiendo la libertad de las personas, justo lo contrario que esos grandes progresistas dicen que con sus maravillosos actos quieren evitar. Al parecer, el personaje salió del armario sexual hace tiempo, pero sigue dentro del armario del odio y de la represión, pues muchos de ellos no añoran la República, sino la guerra civil, con asesinatos y atrocidades de ambos bandos; sí, de ambos, pues, por mucho que algunos pretendan ignorar los muchos Paracuellos del Jarama que hubo y quieran negar que ahí también hay que defender una memoria histórica, no podrán ocultarlo totalmente.

Tras todo lo ocurrido, el personaje demuestra que no hace honor a su primer apellido y que, como ya se lo han dicho por activa y por pasiva, si tuviera un mínimo de dignidad, debería de haber ya dimitido.