Si Llorente hubiera sido jugador del Atlético de Madrid y el Real Madrid hubiera querido ficharlo, ya habríamos visto que Cerezo y Simeone se habrían negado rotudamente (amén de haber montado en cólera, como con Theo Hernández, acusando al Madrid de no tener canteranos y solo saber fichar a jugadores del Atleti), exigiendo al Madrid, por lo menos 70 millones por Llorente.

Si Ceballos jugara, por ejemplo, en el PSG, en uno de los Manchesters, en el Liverpool o en el Chelsea y el Madrid quisiera ficharlo, es más que evidente que solo podría intentar hacerlo a partir de 100 millones de euros. Lo mismo sucedería con Asensio

Mientras tanto pretenden «vendernos» a Pogba como si fuera una mezcla de Di Stéfano, Fernando Redondo y Stielike (con algunos ramalazos de Maradona y Ronaldo), para, por supuesto, exigir por él tropecientos millones, pues ya es sabido que Pogba ha jugado extraordinariamente las últimas temporadas, ha estado nominado para mejor jugador de todo y ha ganado numerosos títulos con el Manchester United.

Todos sabemos que el fútbol es un gran negocio para algunos, a costa de la cara de pseudotontos que se les queda a muchos con los fichajes, traspasos y ninguneos. Pero, aunque solo fuera por mirar a las propias raíces, algunos deberían saber que con Bernabéu a entrenadores rencorosos con buenos jugadores del club, por desconocidos u oscuros motivos, y a más de un intermediario, se les indicaría con firmeza el lugar de la puerta de salida.