Hace más de quince años Al Gore, exvicepresidente de los EEUU, publicó un libro y filmó un documental sobre el cambio climático, Una verdad incómoda. Fueron muchos los que se mofaron de ello. Advertía de que las lluvias dejarían de ser regulares y estacionales y se convertirían en puntuales y torrenciales, advertía que los glaciares rápidamente irían reduciendo sus lenguas de hielo , que los veranos cada año serían más secos, largos y calurosos y que uno de los puntos de la tierra que más afectado estaría por este fenómeno serían los países bañados por Mediterráneo. Si los desastres que actualmente están sucediendo en nuestro país y buena parte del mundo no son consecuencia del cambio climático, ¡que venga Dios y lo vea!

Y si antes de tomar medidas drásticas y definitivas pretendemos que pasen 25 o 30 años... Seguimos talando inmensas superficies de bosques (los pulmones de la tierra) y no plantamos árboles, seguimos saturando los mares de plásticos, vertiendo diariamente toneladas de CO2 a la atmosfera, etc. etc... Lo que ya ha empezado a suceder, y que los científicos hace años pronosticaban, no es más que el principio. En un próximo futuro, debemos estar preparados para grandes desastres, porque, aunque todavía haya escépticos, la fuerza de la Naturaleza no tiene límites.