Un ciudadano cordobés se ha plantado en un Pleno Municipal y en vivo y en directo le ha cantado las cuarenta a toda la casta política allí presente. Cargado de razón, ha dicho lo que todo el mundo piensa, pero que nadie se atreve a decir. ¡Bien hecho! Pero el escándalo no está en la actuación del ciudadano, sino en el desprecio y la indiferencia de la casta política que cuando el ciudadano se marchó, siguió con su cotidiana rutina como si allí no hubiera pasado absolutamente nada. Ni siquiera un comentario. ¡Ese es el escándalo! ¿Van a esperar los políticos a que vayan a buscarlos a sus casas, para darse cuenta de cuál es la situación? Pues nada, a esperar, y desgraciadamente, creo que no mucho.