Cuando hace pocas semanas Errejón todavía alabó al régimen de Maduro, donde «se come tres veces al día», me lavé la mano que otras veces le ofrecí y él estrechó, creyéndole «la esperanza blanca» frente a la dictadura de Iglesias. Hoy se confirma mi precaución cuando se destapa su alejamiento del Podemos que un día voté para conseguir un puestecito al lado de la, a su escala, no menos desastrosa dictadura de Carmena. Errejón tiene fama de listo, pero será en ciencias abstractas; no solo es muy feo lo que ahora está haciendo, sino que también veo muy feo su futuro; en la vida real, incluso por lo que respecta a su propio interés, se ha pasado de listo y está listo.