MadridTodos los deportes tienen su punto de emoción y de interés, pero es quizás el baloncesto el que genera más dosis de adrenalina, tanto en los propios deportistas como en el público que asiste en directo a los partidos, que lo escucha por la radio o que lo ve en televisión. Es un deporte vibrante. Un minuto en un partido de baloncesto puede ser una eternidad y a falta de unos pocos segundos el marcador puede cambiar, a favor o en contra, varias veces. La semifinal contra Australia en el Campeonato del Mundo de China ha sido un buen ejemplo de ello. Nuestros representantes se han batido el cobre hasta el último segundo y han logrado doblegar a su rival en la segunda prórroga, con una actuación magistral de todo el equipo. Enhorabuena a nuestra selección, que está brillando a gran altura, al seleccionador Sergio Scariolo, y mucho ánimo a todos para la final de este domingo que seguro va propiciar nuevas e intensas emociones ante un equipazo como es el de Argentina, que ha ganado brillantemente a Francia en la otra semifinal. Hace trece años nuestra selección logró el primer título mundial en Japón, y este año lo va a intentar revalidar con todas sus fuerzas, con su enorme talento y con nuestro aliento. ¡Bravo!