Tenemos que admirar y querer a este deportista que demuestra, en todas sus facetas, la fuerza de su carácter y convicciones. A Rafa Nadal su esfuerzo le ha permitido llegar a ser el número uno del tenis mundial sin convertirse en un divo esclavo del éxito. Su comportamiento solidario con los damnificados de Mallorca, su trabajo codo con codo con sus vecinos para ayudar en la tragedia de las inundaciones certifican otra vez su calidad humana.