Quiero dar las gracias al Dr. D. Miguel Ángel Marín Luján por su trato personal y su labor profesional antes y después de la operación. También a la enfermera Clara en quirófano así como a Elena y Bárbara en reanimación y a todo el equipo humano del Hospital San Juan de Dios que me atendió desde mi ingreso hasta la salida. Para mí son más que personas, son ángeles que bajaron del cielo a la tierra. Gracias a los Hermanos de San Juan de Dios por tener tan magnífico hospital a los pies de la sierra de Córdoba.