Desde hace unos meses recibo frecuentes llamadas de una ONG catalana con la que he colaborado desde hace décadas. Por si esto se debiera a que ahora recauda ahora menos fondos, me atrevo a darles a mis paisanos un consejo. Porque por su origen, sede y nombre --aunque hoy federada internacionalmente-- quizás algunos se extrañen de ese celo por los prójimos de otros continentes mientras no se le oye denunciar la profunda insolidaridad de los independentistas con los próximos de otras regiones españolas que tanto han contribuido a su riqueza como consumidoras de sus productos y como cantera de mano de obra barata.

El mismo papa Francisco se ha pronunciado contra el profundo egoísmo de esos separatistas, al contrario de muchos jesuitas catalanes, uno de los cuales fundó precisamente esa ONG, que han defendido como «cristiano» ese aislamiento independentista, mientras que esta ONG mira para otro lado. ¿No debería quizás esa ONG hacer un profundo examen de conciencia, mejorarse un poco más antes de creerse capaz de ayudar a hacerlo?