Mi nombre es Francisco Rodríguez Pérez, hijo de Antonio Rodríguez Paniza, paciente de la Unidad Intercentros de Cuidados Paliativos del Hospital Reina Sofía de Córdoba. Mi padre falleció a la edad de 84 años el pasado 11 de octubre del 2020. Solo tengo palabras de agradecimiento para los profesionales que trabajan en dicha unidad, por su cuidado hacia mi padre, por estar siempre al pie del cañón como si de un familiar suyo se tratara. Mi agradecimiento eterno para D. Antonio Llergo (director de la unidad), para Ángela Segura y para todo el equipo de enfermeras, de limpieza y de Psicología de esta unidad. En definitiva, para cada persona que da todo por cuidar a los que allí se encuentran. Ver cómo tu ser querido se va apagando y estas maravillosas personas están en todo momento ahí, buscando todas las opciones posibles para ayudar, también a sus familiares. Por ello, no tengo nada más que palabras de agradecimiento. Mi padre ha padecido una enfermedad de 24 años, la cual en sus últimos años se fue complicando y, sumada a varias patologías más, hicieron que su calidad de vida empeorara mucho el último año, año en el cual pasó a ser paciente de la unidad de paliativos. Estos profesionales estaban a cualquier hora, en cualquier momento, en definitiva, en cualquier circunstancia, para hacer todo lo posible por ayudar a solucionar cualquier crisis que tuviese en ese momento su paciente. Muestran cariño, dedicación, buscan todo lo posible por curar y si esto no fuera o fuese posible, aliviar tan duros momentos. Por todo ello, puedo decir con conocimiento de causa que en mejores manos y corazones no podemos estar. Mi padre sabía que ellos eran los mejores, nadie queremos morirnos pero cuando tus cuidadores solo reflejan hacia ti con sus palabras y su saber sentimiento de querer calmar tu dolor, eso te da tranquilidad ante la muerte, y marchar con una paz en el rostro que jamás pude imaginar viese en mi padre. Ggracias, muchas gracias de todo corazón a todas las personas que formáis esta unidad, y deciros que lo único bueno que me quedo de tan triste momento es que hayáis formado parte de nuestras vidas, cuidando a nuestro ser querido, que hoy ya no está con nosotros, y que entre lágrima y lágrima habéis logrado con vuestros cuidados sacar de nuestro corazón una sonrisa.