Si se tuviera que valorar a Neymar por los titulares y la portadas que acapara en los medios de comunicación y por los seguidores en Instagram, no habría dinero para comprarle, pero si se hace por su rendimiento en el campo desde que el PSG se hizo con sus servicios por 220 millones de euros, la cotización, sin duda, bajará considerablemente.

El astro brasileño es un caso atípico en el mundo del fútbol porque se habla más de él cuando está alejado de los terrenos de juego que cuando se encuentra inmerso en las competiciones.

El magnetismo de Neymar no es comparable al de ningún otro jugador, y haga lo que haga y vaya donde vaya siempre es noticia. Sin embargo, el PSG lo va a tener muy difícil para recuperar su inversión si decide traspasarlo, y tampoco lo va a tener fácil si lo mantiene en su plantilla porque las relaciones están muy deterioradas y el jugador está totalmente desmotivado.

Tremenda papeleta la del club francés, que, a falta de muy poco para que se cierre el mercado de fichajes, tiene ya muy poca capacidad de maniobra, y salvo que el Madrid o el Barcelona den un paso al frente en el último momento, todo parece indicar que el jugador seguirá, al menos, un año más en París.