El que les habla se siente y ejerce como cofrade desde siempre. Vivo en lo que hoy es salida de carrera oficial y este año en concreto estaba previsto que pasasen por mi puerta 26 cofradías a lo largo de la Semana Santa. Personalmente estaba encantado. Pero me gustaría hacer un llamamiento de auxilio a las autoridades municipales y a la ciudadanía en general. El hecho anteriormente expuesto aparte de sus connotaciones positivas conlleva una serie de modificaciones en nuestra vida diaria que, en algunos casos, son difíciles de llevar. Por ejemplo, nosotros desde siempre, hemos tenido la costumbre de pintar las fachadas de las casas antes de Semana Santa para que luzcan en todo su esplendor. Pero desde hace algunos años tenemos que pintar después porque los numerosos visitantes que acuden a los desfiles procesionales tienen la costumbre de apoyarse en los zócalos y los dejan lamentables. Tres macetones que hay en Cardenal González y que los vecinos tratamos de cuidar han sido regados con bebidas alcohólicas quemando sus plantas de manera irreversible. La basura que dejan estos miles de personas en las calles es simplemente inaceptable. Sadeco tiene bastante culpa de ello. Debería haber una papelera provisional cada 10 metros, eso sí, Sadeco nos envía a los vecinos, muchos de ellos octogenarios, una circular diciendo que tiremos la basura tras el ultimo desfile. En algunos casos a la 1.30 de la madrugada. El ruido que se produce con las procesiones es considerable pero lo peor es lo que viene después. El Domingo de Ramos eran las 2 de la madrugada y aún no habían pasado los servicios de limpieza. Pero una vez que llegaron estuvieron toda la noche pasando con estruendosas e ineficaces máquinas una y otra vez por el mismo sitio siendo imposible conciliar el sueño. Eso sin hablar de los perjuicios de los que tengan negocios de hospedaje que tienen que soportar las criticas de sus clientes. Si a eso le unimos que a los bares les quitan las terrazas en la que podría ser la época mas fructífera del año pues la catástrofe está asegurada. Y todo esto sin compensación alguna por parte del Ayuntamiento, ni en el IBI, ni en el IAE, ni en el impuesto de terrazas, ni en las licencias para pintar las fachadas ni nada. Así no quiero ser Patrimonio de la Humanidad. Menos mal que el paso de Misterio del Prendimiento a su paso por Cardenal González me hizo olvidarme de todos estos problemas en una exhibición sublime. Enhorabuena.