Quisiera agradecer el buen hacer, del personal del hospital Cruz Roja de Córdoba. El 27 de febrero, ingresaba en la habitación 338, curiosamente la habitación dónde nació mi hijo hace 22 años. El miedo estaba abriendo sus alas sobre el lugar, propio de alguien que se va a someter a una intervención de próstata, y aunque las horas pasaban a golpe de martillo, la buena compañía de familiares y amigos hizo la espera menos gris. De repente apareció el celador, tras tres golpes en la puerta, tras su uniforme blanco y al verle... sentí el alivio de un hermano, se trataba de un celador (José Carlos) que durante muchos años fue costalero conmigo en el paso de Cristo del Huerto, me llevo con maestría con mi cama hasta el dintel del Quirófano 2, allí estaba el urólogo, el doctor Rafael Prieto, un fiel del Nazareno de Cabra, que nada más verme, exclamó «vamos, capillita que todavía te quedan muchos pasos más por sacar a la calle»... Qué grande es el Señor, que ha permitido encontrarme a gente de fe en éste camino hacia lo desconocido.

El ambiente cambió a ese color verde oliva que nos arropa en los quirófanos, en seguida me anestesiaron... Mientras hablaba del último ensayo del Señor Amarrado a la Columna del Huerto, del Nazareno y del Santo Sepulcro... cuando desperté tres horas después en la Reanimación, mi pregunta fue para esa enfermera de ojos azules, con corazón de médico... a mi Eva Bermúdez... ¿Había algo malo? Con una sonrisa llena de esperanza me dijo: el médico dice que todo normal, que vayas preparando tu costal, que todavía te quedan kilos por llevar.

Y es que ser costalero desde hace más de 25 años te hace vivir la vida y las dificultades de otra forma. No somos superhéroes, no somos mejores cristianos, solo somos personas que llevamos a nuestros titulares para que los enfermos puedan abrazarse a la esperanza aunque sea despacito, algunas veces a paso racheado y otras veces sobre los pies pero, cuando demos la levantá, vuestras peticiones serán elevadas a lo más alto.

Gracias al doctor Vallejo, anestesista, y a su equipo, gracias al doctor Morales, por su atención, gracias al personal de Consultas externas por su amabilidad, gracias al servicio de admisión por su profesionalidad, gracias al personal de la 3ª B, por su enorme humanidad, y por último agradecer a todos esos costaleros y capataces que no han cesado de manifestar su ánimo y su fuerza para que continúe empujando con las manitas palante... otro Domingo de Ramos, otro Jueves y Viernes Santo. HSClB