La tía, escandalizada, le pregunta al sobrino al que había invitado a almorzar: «Jaimito, ¿no rezas antes de comer?» «No, mi mamá cocina muy bien». He recordado esta anécdota porque acaba de despega un cohete Soyuz-FG tras ser bendecido por un sacerdote de la Iglesia Ortodoxa. ¿Dudarán los rusos de su técnica, que recurren ahora a medios sobrenaturales? ¿No habría aumentado el número de ateos si hubiera estallado esa máquina? Y esa nueva forma de ir al cielo en cohete, tan poco ortodoxa ¿no acabará distrayendo de la manera tan tradicional --aunque aún más costosa-- que predica que hay utilizar, y de eso vive, la Iglesia Ortodoxa?