Así es. El castillo de Belmez está triste. Llevaba unos años muy contento, aunque sufriendo los achaques propios de la edad, que no parece vayan a tener la solución que por su rica historia se merece. Estaba contento por la respuesta de los vecinos del pueblo, encabezados por su Ayuntamiento, a la convocatoria de la Diputación Provincial del concurso Rincones con encanto, que ha valido conseguir el primer premio por los preciosos adornos que han sabido colocar en la escalinata que da acceso a la subida del monumento. Pero su alegría se ha tornado, hace unos días, tristeza cuando le ha llegado la noticia, triste noticia, del fallecimiento del ilustre poeta cordobés José de Miguel, una persona culta dotada de una finura y sensibilidad inconmensurables. Y es que este personaje, a instancia del inolvidable alcalde de Belmez D. Rafael Canalejo Cantero, allá por los años finales de la década de los 60, cuando obtuvo un premio importante en el concurso de TVE Un millón para el mejor, un precioso poema dedicado a la fortaleza que, desde entonces, figura, esculpido en una placa de mármol que, al efecto, se colocó en una de las paredes que limitan la mencionada escalinata. Este es el texto que nació del genio creador del poeta:

Castillo de Belmez: «Alto airón que a las nubes desafía/ erguido, como un águila cimera,/ en su sitial de rocas. Pareciera/ guardián fiel de la fértil serranía./ Alto castillo, alta crestería,/ que de Belmez encumbras la señera/ historia secular, en tu ladera/ se acrisoló la flor de su hidalguía./ Ahora que tus sillares ya, sin galas/ de adarves y de almenas, son jirones/ de un pasado transido de grandeza,/ universo quiere en su batir de alas/ cantar la gloria de tus torreones,/ donde anide el ocaso su grandeza».

Que descanse en paz el bueno de José de Miguel, cuya impronta creativa quedará unida para siempre al secular castillo de Belmez.