Hace tiempo que tenía ganas de escribir sobre este peculiar y carismático personaje: el presidente de los EEUU, Donald Trump. Sin duda, desde un principio, ha sido uno de los mandatarios más raros de la historia mundial, con sus decisiones tan polémicas como controvertidas. A veces, me pregunto cómo ha podido llegar a ser mandatario de una potencia mundial. Me atrevería a decir que este señor tiene problemas psicológicos. Personaje autoritario, de fuerte carácter enérgico, ha tomado decisiones egoístas y peligrosas para la humanidad, privando ante todo, su interés económico. En vez de combatir la pobreza y el desequilibrio social enorme existente, se dedica a todo lo contrario. Prueba la tenemos en la injusta aberración cometida en la frontera de Méjico, dejando abandonados y separados de sus padres a hijos de emigrantes. ¿Qué culpa tienen esas pobres criaturas? Váyase a las zonas de origen de dichas personas, luchen contra aquellos gobiernos y dótenle de medios suficientes para que no tengan necesidad de salir de allí. Otro gran error es su política medioambiental: en vez de colaborar con los demás países y la Unión Europea para proteger la capa de ozono, los deja tirados. Si bien es cierto que es el único país que paga por luchar y poner medios adecuados, eso no es excusa para olvidar este problema tan grave. Por último, su decisión de poner aranceles a productos de nuestro continente europeo y, recientemente, a la aceituna negra andaluza es otro error gravísimo para nuestra economía. Ojalá la sociedad norteamericana rectifique en próximas elecciones (que lo dudo mucho), y no tengamos que sufrir este tipo de mandatos