Ya empezamos los ciudadanos de a pie a sufrir las consecuencias del gasto y aumento presupuestario que el Ayuntamiento de esta noble ciudad va a invertir en el alumbrado de Navidad del presente año, para la zona Centro y que será similar al de la ciudad de Málaga, y más concretamente al de su famosísima y principal calle Larios. En la calle Pasaje Pintor Racionero Castro, esquina a la de Martín Gaite, desde el pasado julio hay tres farolas de iluminación nocturna que han dejado su función: iluminar una zona extensa de esa citada calle, para que los vehículos y personas, sobre todo, que circulen y paseen por ella puedan hacerlo tranquilamente, sin tener ningún sobresalto, caída, golpe contra algún árbol, atropello, en definitiva, cualquier accidente. Después de cuatro llamadas de teléfono al servicio de Infraestructuras del Ayuntamiento, la respuesta que se nos daba era siempre la misma, ya dudé si lo hacía un empleado de este servicio o una máquina parlante, porque siempre como frase final repetía: «No se preocupe, se lo comunicaremos a los compañeros». ¿A qué compañeros? Lo digo porque la calle citada sigue con sus farolas apagadas. ¿Y eso es importante para una ciudad o un barrio o un vecino incómodo, pesado, que se lamenta por una nadería? Lo crucial, lo fundamental son esos plenos «iluminados» del Ayuntamiento con esas bellas palabras grandilocuentes, la retórica utilizada, esas metáforas, lítotes y anadiplosis, que nos dejan a los oyentes como a los personajes de Divinas palabras de Valle-Inclán; esos gestos mesurados, con las voces impostadas con que se lanzan al aire esos proyectos de ciudad que, a veces, se quedan en intenciones, designios, sin llegar a su cumplimiento, como el de las farolas de nuestro caso. Y sobre todo, como sucede siempre, cuando hay algún medio de comunicación audiovisual retransmitiendo el pleno. Espero y deseo que esta solicitud al ser oída, escuchada o leída por el alcalde, concejales de nuestro Ayuntamiento y el servicio de Infraestructuras, ponga fin a esta situación.