Hace meses se trataba de modificar su nombre y ahora se reclama para ella mejor iluminación. Y es que aquel pensamiento utópico de ciudadanos y su Ayuntamiento se debe valorar desde una perspectiva diacrónica, según etapas que ha ido sufriendo tras su total peatonalización pues unas y otras se solapan. La predominancia de su peatonalización no nos hace olvidar aquella de su inauguración en los finales de los años veinte del siglo pasado pues esa, menos dominante, no desaparece y esta última no es exactamente mejor, en sentido absoluto, que la anterior, aunque satisface necesidades peatonales contemporáneas.

La peatonalización ha producido externalidades negativas y muy costosas en la calle de servicio del Gran Capitán desde calle Góngora a Ronda de los Tejares, transformada en vía de doble sentido que cada verano se debe reparar. Paradójicamente se originan cierres de comercio a lo largo de tan ancho Cardo Máximo.

Este proceso de peatonalización es el desarrollo de una idea, la de un modelo social que critica el modelo anterior de circulación viaria. Pero aquella idea de circulación desde Conde de Robledo a Ronda de Tejares por Cruz Conde es necesidad que sigue existiendo y es perentoria para comerciantes y ciudadanos motorizados que dejan sus vehículos en Edaco.

No era regresiva la idea de Izquierda Unida que diseñó la salida de Conde de Robledo y reforzó el firme desde este punto hasta Ronda de los Tejares. Idea que luego cercena equivocadamente el gobierno del partido Popular.

Se quiso peatonalizar Cruz Conde en su totalidad pero no es mejor lugar el actual (eutopía) y se quiso disponer de un mejor tiempo y tampoco lo es el actual (eucronía) si le preguntamos a comerciantes, franquiciadores y propietarios de bajos comerciales para alquilar. Respecto de la iluminación la utopía sería asemejarse a la calle Larios de Málaga. Los eutópicos de hace tres lustros querían que calle Cruz Conde fuese un mejor lugar para una mejor sociedad, tendencia ligada al urbanismo y a la arquitectura. Los eucrónicos querían un tiempo mejor con un progreso lineal para la sociedad, conseguido con la hilera de magnolios que son fantasmales cuando los escaparates dejan de brillar por causa de las nuevas técnicas ecológicas de iluminación. También se pronunciaron los eupsíquicos que buscaban que el paseante por Cruz Conde alcanzase paz interior y exterior por eso se llenan de mesas de las más diversas heladerías, la chocolatería y pronto serán las cervecerías.

La triada de utopías pretendía no solo ser racional sino también razonable pero dudo que este último atributo se haya alcanzado.

Existen muchas críticas a la total peatonalización de la calle Cruz Conde en esta ciudad de discretos porque no facilita la movilidad parcial del transporte público, no es tolerante con las diferencias ni tampoco permite un pluralismo axiológico al sobrecargar de tráfico las calles adyacentes y paralelas. Desde luego calle Cruz Conde no es el Paraíso soñado para quienes allí habitan y tienen negocios. Tampoco ha sido la Providencia y mucho menos ha logrado ser el Alma de Córdoba.